Control de la Ira en los Padres

Control de la Ira en los Padres - Mente, Cuerpo, y Espíritu
El control de la ira en los padres involucra todo nuestro ser, mente, cuerpo, y espíritu. Es fácil descuidar el descanso físico que requiere nuestro cuerpo. Mentalmente, podemos llegar a desencantarnos con el ser padres, dudando de nuestras habilidades, y hasta podemos desarrollar síntomas psicosomáticos.

Tal vez hemos estado descuidando nuestras vidas espirituales. Podemos haber descuidado nuestra vida de oración o nuestra asistencia a la iglesia. La crianza de los hijos puede instigar sentimientos de aislamiento, así que el estar alrededor de personas que nos brinden apoyo y nos animen, ayuda. Es importante el reconocer la importancia de Dios en la estabilidad emocional. Sin Dios no hay ninguna esperanza de controlar verdaderamente nuestra ira.

Cada parte de nuestro ser necesita de cuidado, sustento, y descanso. Como padres, es fácil adoptar la idea de que cada aspecto de la vida gira alrededor de los hijos. Y por supuesto, muchas cosas lo hacen. Sin embargo, encuentre tiempo para cuidar de usted, haciendo lo siguiente:

• Converse con su líder espiritual o con otro padre de mayor de edad, confiable y experimentado, cuando se sienta muy estresado o que está perdiendo la cabeza.
• Pase tiempo en oración.
• Preocúpese de tener el debido descanso. Tome una siesta o un baño de burbujas mientras su niño duerme.
• Planee un horario, pero permita cierta flexibilidad. Los niños necesitan un horario tanto como usted. Un manera fácil de empezar es poniéndolos a dormir a su hora todas las noches.
• Coma saludablemente y haga ejercicios. Libere tensión riendo con sus hijos, en lugar de hacerlo con un ataque de nervios. Encuentre tiempo para divertirse.
• Pase tiempo sin los niños. Planifique momentos especiales con su esposo o amigos. Al planificar una "cita" con su esposo, al menos una vez a la semana (aunque sea por un par de horas) se sentirá renovada.

Control de la Ira en los Padres - Una Solución Duradera
El control de la ira puede ser difícil, pero muchos padres han encontrado una solución duradera. Comience cada día leyendo la Biblia. A medida que le calma, le sustenta, y le da dirección, usted puede descubrir que ha dirigido mal su rabia.

En un diario, nombre específicamente la fuente de su rabia y pídale a Dios que le ayude a perdonar y le dé paz. Si se da cuenta que ha dirigido mal su rabia hacia sus hijos, admítalo. Explíqueles a sus hijos que no tienen la culpa y que lo siente. Cuando hacemos esto disminuimos el estrés y mejoramos las relaciones.